La iniciativa es impulsada por el Director de Artes y Ciencias de la comuna, Mario Delgado Aparaín.
El casco histórico del barrio Peñarol con su paisaje industrial ferroviario contemporáneamente vivo, habitado por ferroviarios –entre otras personas- y en funcionamiento sus talleres y la estación de trenes- está constituido por las implantaciones edilicias que la empresa inglesa Central Uruguay Railway (CUR) construyó en la última década de siglo XIX, al trasladar los talleres principales desde Bella Vista a Peñarol.
Con epicentro en Aparicio Saravia y Shakespeare, en un circuito de siete cuadras, fuertemente parquizado, se encuentran implantadas: estación de trenes, residencias del personal de jerarquía, viviendas obreras, un puente peatonal sobre la vía férrea, talleres, oficinas, sala de teatro y cine, almacén de ramos generales, centro artesano y casa del médico. Totalizan 33.000 metros cuadrados construidos, contenidos en un área de 24 hectáreas. Representa el 10% de todos los padrones de Montevideo afectados como patrimonio del Uruguay.
Peñarol constituye un testimonio de ese período tan significativo y breve en la historia de la humanidad inaugurado por la revolución industrial a fines del siglo XVIII. Como explica la historiografía, la revolución industrial es el cambio más importante que tuvo la humanidad desde el Neolítico y la Edad de Bronce. De esta manera, Peñarol es testimonio de una civilización industrial que ya ha terminado habiendo dado paso a la sociedad de la información, por eso posee singulares características de yacimiento arqueológico industrial vivo.
Como Valor Universal de la UNESCO, la IMM sostiene que el barrio Peñarol, su casco histórico y el paisaje industrial ferroviario, representa un enclave de la forma de producción capitalista industrial que inauguró la revolución industrial, cuando estuvo vigente la primera globalización, durante el siglo XIX y las dos primeras décadas del XX. El casco histórico ferroviario de Peñarol es política y económicamente el resultado de esa globalización, en la época en que los capitales y las personas circulaban por el mundo con bajas restricciones y las empresas más poderosas desarrolladas tecnológica y financieramente -radicadas en unos pocos países, en especial en Inglaterra- trasladaban sus capitales instalando e instaurando empresas, generando un imperio económico, no político, como lo fue el británico.
En los talleres, hay maquinaria del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX que está funcionando, reparando ejes, ruedas y vagones de carga. En septiembre del 2006 el presidente de Comité Internacional de Patrimonio Industrial, Esuebi Casanelles Rahola visitó Peñarol y expresó: “No soy un experto en ferrocarril, pero en Europa seguro que no hay una estación y unos talleres de ferrocarril como los que hay aquí, un lugar donde hay las barras de transmisión trabajando, hay unos edificios con un material dentro que para mí son únicos, no sé si en América Latina queda algún otro sitio como éste.
En principio estos lugares o se han abandonado y se ha sacado todo del interior o siguen funcionando y se ha renovado todo", dijo Casanelles y remarcó "que el caso de Peñarol es distinto porque todo el enclave se mantiene tal como estaba […] como fosilizado desde hace muchos años. Es algo único y se podría transformar en un lugar que explique lo que fue este centro de taller muy interesante a nivel mundial […]. Ustedes tendrían un monumento a nivel internacional”. Esta valoración vuelve pertinente que la Intendencia Municipal de Montevideo someta a consideración de la UNESCO que Peñarol sea declarado Monumento de la Humanidad, tal como lo es Colonia del Sacramento, desde 1995.
A nivel nacional no existe un enclave industrial ferroviario vivo, en funcionamiento, tan contundente en sus dimensiones materiales (arquitectura, maquinaria fabril y material rodante, herramientas, documentos), como en los elementos de la memoria, presentes en los ferroviarios que habitan Peñarol, tanto retirados como en actividad. Además el ordenamiento del territorio no posee problemas relevantes y las instalaciones no padecen deterioro estructural.
La estación de trenes fue recientemente restaurada en su totalidad, así como el predio de 0,6 hectáreas que la rodea, transformado de baldío en gran plaza pública. Además en el propio edificio y en las habitaciones donde fue el lugar donde se operaba, se vendían los tickets, se trasegaba cargas y encomiendas, se ha creado el museo de la Estación de Trenes, restaurado con equipamiento original y en funcionamiento (telégrafos, block staff, fechador de boletos, teléfono, mobiliario y demás) el que se abre al público una vez a la semana.
El teatro y cine, contemporáneamente sin uso, está en buen estado estructural. En estos momentos se está culminando el proyecto ejecutivo de recuperación y renovación que permitirá su apertura con prestaciones contemporáneas en la segunda mitad del 2010. Esto se realiza con el apoyo del Ayuntamiento de Gijón.
El Centro Artesano (originariamente lugar de enseñanza de oficios y de encuentro social), se encuentra sin uso. Existe -sin financiamiento adjudicado- un redestino al que se le llama “Centro Cívico El Artesano”, un espacio para la actividad física, con una biblioteca pública, talleres de expresión teatral, plástica musical y de encuentro y reunión de los habitantes del barrio y de la zona.
El novel museo de la Estación de Trenes Peñarol y la recuperación del espacio central, Plaza de la Estación de Trenes, ha reinstaurado el ágora pública de los habitantes de la zona perdida hace 20 años. Además atrae a visitantes nacionales y extranjeros de manera constante y muestra in situ y por personal ferroviario parte de la vida y actividad laboral de una estación.
El libro “Barrio Peñarol. Patrimonio Industrial Ferroviario”, elaborado y editado por la Intendencia Municipal de Montevideo y el Centro Latinoamericano de Economía Humana recoge la historia de esa localidad. Se encuentra a la venta en librerías y está disponible en internet para su descarga en http://www.montevideo.gub.uy/ciudad/historia/barrios/penarol Esta rigurosa y amena publicación constituye el fundamento de la puesta en valor que se está llevando adelante en el casco histórico de Peñarol

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